Érase una vez un padre que le regaló a su hijo un tablero de ajedrez muy antiguo. Este tablero llevaba una escritura misteriosa, en ella ponía: ´´ Si algún día un ser es capaz de llegar al límite de los lados blancos, conocerá algo increible.´´ Al niño le gustaba jugar todas las tardes al ajedrez y todas las tardes le pasaba algo raro, le faltaban piezas del juego, cuando allí nada más jugaba él . Seguía jugando todas las tardes, cuando una de ellas, se dio cuenta que le faltaban muchas piezas y eran blancas. Se asustó, algo misterioso estaba pasando y en esos momentos la única pieza blanca que quedaba saltó del tablero y salió de la habitación. Quedó paralizado, pero la siguió hasta llegar a un viejo cobertizo. Entró y encontró una vieja mesa y encima un viejo trablero de ajedrez como el suyo. Allí estaban sus piezas desaparecidas, se asustó y salió corriendo. Su abuelo lo paró y el niño le contó todo. El abuelo lo sentó y le contó una historia. Era la historia de un niño campeón de ajedrez, tenía su misma edad y había muerto en esa misma casa. El niño lo entendió todo, su fantasma lo llevó allí para que jugara con èl y así lo hizo. Cada tarde jugó con el fantasma de la pieza blanca. FIN
Hugo Alburquerque Sánchez 4º E.P.
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